Trump espera no tener que usar sus armas, pero, en caso de necesidad, está tranquilo, porque tiene el mejor Ejército y armamento del mundo. Con estas palabras se dirigió el presidente de EEUU al público en un mitin de campaña en Wisconsin. Se mostró comprometido a mantener «la paz a través de la fuerza» si sale reelegido.
El mandato de Donald Trump va acercándose a su fin y toca hacer balance de estos cuatro años en lo relativo a lo militar. El inquilino de la Casa Blanca no tiene dudas al respecto: «Ahora tenemos las mejores armas jamás producidas por un solo país», aseveró en Wisconsin.
Misiles, cohetes, barcos, tanques, cazas… Todo de producción nacional y nuevo. Nada que ver, dice Trump, con la situación en la que estaba el país en 2016, cuando «todo era viejo» y los misiles, cohetes y armas nucleares con los que contaban «no estaban en las condiciones en las que tenían que estar».
El presidente está convencido de que su poderío militar no tiene parangón en el mundo y es motivo de envidia de «todos los países», en general, y de Rusia, China y Corea del Norte, en particular. Aunque estas declaraciones chocan frontalmente con el escenario que describe Moscú al hablar de su potencial militar.
«Por primera vez en nuestra historia moderna, Rusia posee las armas más avanzadas, que son múltiples veces superiores en fuerza, potencia y velocidad, lo que es muy importante en términos de precisión [en comparación a] todo lo que existía y existe hoy en día», declaró el presidente ruso, Vladímir Putin, en septiembre.
El auge militar ruso, tal y como recordó el mandatario, empezó a raíz de la retirada de EEUU en 2002 del Tratado sobre Misiles Antibalísticos, lo que propició que Rusia empezara a desarrollar armas hipersónicas ante la potencial amenaza estadounidense de neutralizar las capacidades nucleares de Moscú.
Mientras suenan afirmaciones de grandeza militar a uno y otro lado del Atlántico, el tiempo no se detiene y las dos potencias se encuentran ya al borde de un escenario de gran incertidumbre al expirar en febrero de 2021 el único tratado vigente que pretende limitar las armas entre Moscú y Washington. Se trata del Tratado de Reducción de Armas Estratégicas ruso-estadounidense o START III, firmado en 2010.
En mayo, Washington propuso introducir más armas rusas en el tratado e incluir a China en el acuerdo, condiciones que Moscú no aceptó. Más recientemente, Putin ha propuesto extender el acuerdo por un año sin condiciones, lo que incluye no congelar las ojivas nucleares. Pero el Departamento de Seguridad Nacional de EEUU no está dispuesto a dar su visto bueno a esa idea.
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