“Paz pero desde posiciones de fuerza” era uno de los lemas preferidos de Shimon Peres.
Siempre que alguien pasa al otro plano, se resaltan sus bondades, sus matices más puros y nobles en el tiempo que estuvieron entre nosotros, como es el caso del fallecido Shimon Peres.
Tal es el caso del dos veces ex primer ministro y presidente israelí – entre los años 2007 al 2014 – Shimon Peres, nacido el año 1923 bajo el nombre de Szymon Persky en el pueblo de Wiszniewo, ubicado en ese entonces en Polonia, actual Bielorrusia. Peres “el incansable intrigante” como lo definió en su autobiografía, el que fue durante muchos años su rival político, el asesinado ex primer ministro Yitzhak Rabin, emigró junto a sus padres el año 1934 a territorio palestino, en ese entonces bajo mandato británico. Militante sionista desde muy joven, se integra a la organización paramilitar extremista judía Haganá el año 1947 – de cuyo seno nació la organización ultraderechista Irgun – con responsabilidades en toda el área de adquisición y aprovisionamiento de armas.
Por su experiencia como director general del ministerio de asuntos militares lo convirtieron en uno de los artífices y arquitecto del programa nuclear israelí y el desarrollo de las fuerzas armadas bajo el apoyo sostenido de Washington.
Más por presión mundial que por deseo personal, firmó la paz con Palestina, lo que lo hizo acreedor del Premio Nobel de la Paz junto al fallecido ex premier israelí Yitzhak Rabin y el líder de la Organización para la Liberación de Palestina – OLP – Yasser Arafat. Un acuerdo de paz torpedeado desde el inicio por las fuerzas más reaccionarias de la entidad sionista, que implicó incluso el asesinato, el año 1995 de Yitzhak Rabin a manos de un fundamentalista judío, Yigal Amir, un instrumento de la derecha radical israelí que se negaba a cualquier devolución de territorios a Palestina.
La muerte de Shimon Peres generó el lamento de personalidades del mundo como el de Barack Obama quien sostuvo que «Hay pocas personas con las que compartimos este mundo que cambian el curso de la Historia, y mi amigo Shimon fue una de ellas. Un hombre que jamás renunció a creer en la paz con sus vecinos”. O el francés François Hollande que declaró que «Israel pierde uno de sus hombres de Estado más ilustres, la paz, uno de sus más ardientes defensores y Francia, un amigo fiel».
Shimon Peres, pudiese decirse que presentaba las dos caras de la moneda: una que vociferaba sus aspiraciones de paz y tendía la mano para la amistad y la unión de los pueblos, con la otra cara armó la maquinaria de guerra sionista dotada de armas de destrucción masiva – entre 200 y 400 artefactos nucleares según datos extraoficiales pues Israel no es firmante del Tratado de no Proliferación Nuclear y no permite la inspección de sus instalaciones en Dimona por la Agencia Internacional de Energía Atómica – contando para ello con el apoyo incondicional de sus amigos estadounidenses, como también de Francia e Inglaterra. “Paz pero desde posiciones de fuerza” era uno de sus lemas preferidos, que a la hora de considerar las capacidades militares de su oponente palestino no podemos hablar más que de desproporción, desequilibrio y abuso.
Redacción Lechuguinos