En medio de la desesperación por el rechazo del pueblo a Juan Manuel Santos y a Álvaro Uribe no les quedó otra opción que bajarse de la mula, para comprar el voto de los colombianos
Acostumbrados a delinquir sin ningún escrúpulo, Juan Manuel Santos y Álvaro Uribe, hicieron de las suyas durante el proceso electoral de este domingo en Colombia, llegando al punto de tener que comprar el voto de los ciudadanos, ante el rechazo que tienen por parte del pueblo.
De manera descarada y sin que ningún organismo nacional o internacional, como la OEA, Grupo de Lima o los eruditos defensores de los derechos electorales del mundo, se pronunciaron ante el descaro de estos señores, de apostar a sus equipos delictivos a las puertas de los centros electorales, para que a punta de billete lograran convencer al pueblo de sufragar por sus opciones.
Esto pareciera ser una práctica común de este par de bandoleros y que cuentan con el apoyo de la comunidad internacional, que han criticado el proceso legítimo y transparente a celebrarse en Venezuela el próximo 20 de mayo, pero que ante estas evidentes y descaradas irregularidades se hacen de la vista gorda y se convierten en cómplices silentes.
Redacción Lechuguinos