En los últimos 20 años, la banda Los Rastrojos, vinculados a Juan Guaidó ha enfrentado tres guerras por el control de rutas de narcotráfico por el Pacífico y el sur del Colombia.
En la década de los 90, Colombia vivió una guerra entre carteles. En el Valle del Cauca se sintieron las consecuencias de la ambición de dos hombres: Wilber Varela y Diego León Montoya.
Durante el año 2000, el narcotraficante Varela (alias Jabón) se lanzó a una cruenta lucha por el control del Cañón de las Garrapatas y la zona de influencia del Norte del Valle del Cauca contra su antiguo socio, Don Diego.
Para defenderse uno del otro, se escudaron en grupos armados. Don Diego creó a Los Machos y Varela a los Rastrojos.
En sus inicios, los Rastrojos no pasaban de ser un pequeño de grupo. Sin embargo, una década más tarde se consolidaron como el cartel de la droga más grande de Colombia.
Para la conformación de este grupo, Varela designó a Diego Pérez Henao, alias Diego Rastrojo. En un principio, su zona de influencia fue el Norte del Valle, Nariño, Putumayo, Cauca, zona sur de Colombia hacia el límite del Pacífico en donde el cartel del Norte desarrollaba toda la actividad de producción y exportación de droga.
Los Machos y los Rastrojos eran de tamaño similar por lo que la guerra era proporcional. Sin embargo, con la detención de Don Diego en 2007, los Machos retrasaron el pago a cultivadores y recolectores de hoja de coca.
Esta situación fue aprovechada por su principal enemigo, los Rastrojos, quienes comenzaron a ganarle el terreno. Mientras Varela huía del país, la organización alcanzó autonomía propia. Diego Rastrojo en complicidad con Luis Enrique Calle Serna (alias Comba) decidieron terminar con la vida de su jefe el 30 de enero de 2008.
Con la muerte de Varela, Comba y Diego Rastrojo se convirtieron en los máximos jefes de la banda criminal junto a la cooperación de Daniel Barrera Barrera (alias El Loco Barrera), importante exnarcotraficante colombiano capturado en 2012.
A través de los crímenes, en tres años crecieron a tal punto de tener capacidad para traficar 180 toneladas de cocaína al año, mediante carteles mexicanos. Para finales de 2009, el grupo superó ampliamente los 1.500 hombres.
Del Norte del Valle comenzaron a extender su dominio hacia los Santanderes y Arauca. Con la captura y extradición de otros capos o las fisuras entre los grupos, lograron fortalecer su presencia en la zona norte del país.
En 2009, un oficial que lideraba el seguimiento a esa banda criminal expresó: «Los Rastrojos’ están creando la organización criminal de narcotráfico y terrorismo más grande del país y son los que en este momento están liderando los carteles a nivel nacional”.
No sólo utilizaban el Pacífico para el envió de la droga a Centro América y Estados Unidos, sino también el Urabá antioqueño para exportar a islas del Caribe y posteriormente a Estados Unidos.
En 2012 se logró la captura del Loco Barrera y Diego Rastrojo pero aún así no se desarticuló la banda.
Los Rastrojos son un grupo nacido del narcotráfico y vinculado con el paramilitarismo. Actualmente, a sus miembros se les busca por continuos delitos de extorsión, desplazamiento, tortura y asesinato.
Estos grupos son los principales responsables de los 666 líderes sociales asesinados desde 2016 hasta la fecha en Colombia.
TeleSur