Misión Verdad, realizó un trabajo sobre presunto giro político que están dando las oposiciones venezolana que presentamos continuación.
En estos momentos los sectores que componen el antichavismo local (oposiciones) se están reacomodando o dando un giro, aparentemente, hacia lo proyectado en los documentos públicos salientes, los puntos convenidos, en la mesa de diálogo instalada en México y que tendrá una tercera ronda de negociaciones a partir del próximo 24 de septiembre.
Aunque los movimientos políticos de las oposiciones se ven con claridad en el tablero venezolano, entre ellos el cauce electoral, asimismo podemos observar que traen consigo un cambio de tono, lo que significa un giro político de nuevo cuño al menos en el ciclo político que ha liderado el presidente Nicolás Maduro durante su presidencia.
Siendo el factor golpista el dominante durante años dentro de la agenda antichavista, bajo varias modalidades y con ciertos grados de dificultad, así como el socavamiento de las instituciones venezolanas, los grupos que han insistido en seguir el camino político están dominando la escena opositora.
De hecho, los medios que integran la órbita narrativa del antichavismo internacional -como El País de Madrid- proyectan las vocerías de quienes están al frente de la mesa de negociación y han reculado cada vez más en la proyección de Juan Guaidó y la gran ilusión destructiva que aún respalda oficialmente Estados Unidos. Eso al menos por ahora.
El periódico madrileño publicó este 13 de septiembre una entrevista a Stalin González, una de las figuras opositoras mayormente reconocidas en los últimos años por impulsar la vía política para la resolución del conflicto venezolano.
Llama la atención que la nota comienza con lo que el sector que lidera González pretende a largo plazo con la mesa de diálogo en la capital mexicana:
«El gran objetivo de este esfuerzo es consolidar la convivencia».
Si bien aún existen grupúsculos en redes sociales y dentro de las dirigencias antipolíticas de la oposición que rechazan la «cohabitación» del «régimen» con los «demócratas», ya no hacen tanto ruido como para dedicarle a la actual situación del conflicto en Venezuela un sitio privilegiado en la agenda.
Por ello lo electoral es clave ahora para González, y no solo para él: la mayoría de los sectores del antichavismo local apoyan los esfuerzos por lograr dicha convivencia política, núcleo para que todo lo demás tenga un cauce positivo para toda la población.
Que las oposiciones se están organizando en torno a las elecciones da muestra de la «importancia estratégica» que tienen los comicios, de cara al futuro inmediato, cuando la base electoral opositora se encuentra fragmentada entre los decididos a participar y los que llaman a la abstención.
Así, González declara que junto al chavismo están concretando los esfuerzos para que la Unión Europea y otras instituciones importantes participen y acompañen las elecciones de noviembre: «Estamos a las puertas de poder lograr la observación internacional y eso nos puede ayudar en el futuro», y aseguró que participarán en los comicios no importa el progreso y proceso de diálogo y negociación.
Tampoco duda en mencionar que la propuesta principal del Gobierno Bolivariano tiene que ver con el tema económico, planteándolo como “tema de fondo”. Como era de esperarse, no existe aún un consenso sobre cómo desarrollarlo, sin embargo, el ex dirigente de Un Nuevo Tiempo (UNT) hace alusión a que los derechos especiales de giro del FMI es un punto que tocarán, que para él no debería formar parte de «un acuerdo parcial».
También dice que hay discrepancias en la «ejecución» de las «prioridades de la negociación» dentro de las oposiciones, señalando a «los compañeros de Voluntad Popular [que] se comportan como si fueran un gobierno».
El enunciado hace emerger preguntas sobre las presiones y la falta de liderazgo dentro del antichavismo sentado en México, teniendo en cuenta que son principalmente los operadores de Voluntad Popular (VP) y Primero Justicia (PJ) quienes ostentan cargos imaginarios de un gobierno que, de acuerdo al memorándum de entendimiento firmado a inicios de la mesa de diálogo y negociación, no existe. Pero que podrían ejercer como puntos de desavenencia, problemático para un proceso político de este tipo, sea por conflictos de intereses o rencillas personales entre ellos mismos.
A contrapelo, es el gobierno de Nicolás Maduro el que realmente ejerce funciones y tiene fundamento en la realidad nacional e internacional, y eso lo argumento González cuando expresa que «el chavismo ha dado muestras de que quiere discutir cosas, al menos planificar, decidir, pero la ejecución de recursos será de ellos».
Esto sin dejar de aceptar que «es cierto que nosotros desconfiamos mucho de lo que hacen», por lo que «estamos proponiendo que entren las agencias internacionales, la Cruz Roja y la ONU, y que pactemos sobre eso una vez que haya acuerdos para liberar los recursos congelados en el exterior».
Este es un punto que, según los delegados del Gobierno Bolivariano a la mesa en México y el propio presidente Maduro también han hecho suyo, sobre todo en lo referido a los recursos auríferos secuestrados en el Banco de Inglaterra, con el fin de importar los bienes y servicios necesarios para responder a la pandemia y las dificultades económicas y sociales existentes en el país.
En un análisis anterior de esta tribuna alegamos que entre los acuerdos parciales más urgentes que podrían surgir en el corto y mediano plazo tienen que ver con el alivio de la situación crítica que vive la mayoría de la población venezolana producto de la guerra sancionatoria estadounidense contra la República Bolivariana.
Sin embargo, Stalin González dice que no sabe «si podamos acordar todavía» algo significativo en esta nueva ronda a finales de septiembre, pero al menos hay claridad en la ruta tomada: «Cada uno de los bandos tiene una idea de lo que el otro quiere; ahora hay que trabajar».
La última declaración también se puede leer como una forma de hacernos entender a quienes esperamos que haya un saldo positivo del diálogo que en efecto se están sentando a negociar para llegar a acuerdos plausibles y vinculantes, todo en beneficio del país entero.
«Visualizo una mesa de conversaciones de largo plazo que puede ir concretando acuerdos parciales, con un mecanismo de seguimiento mucho más elaborado que antes para cumplirlos», dice el ex parlamentario.
Los medios con que harán dicho seguimiento de los acuerdos dependerán, seguramente, de una intensa negociación que no será muy pronta pero que se espera tenga frutos para la estabilidad política de Venezuela.
Por último, el hecho de que -según González- las oposiciones estén esperando que el primer mandatario termine su mandato («No estamos planteando a Maduro una renuncia para mañana») con el fin de participar en las elecciones presidenciales de 2024 habla de que, por primera vez en mucho tiempo, hay un cambio de actitud frente al adversario político y las circunstancias experimentadas.
«A mediano plazo, quizás -considera el político antichavista-, veo factible un cronograma electoral pactado».
Pareciera que ya no tienen como objetivo el exterminio del chavismo sino la disputa por los espacios políticos, una agenda que abandonaron por las prerrogativas imperiales del Norte hasta que el devenir político, claramente influenciado por el chavismo, impuso las condiciones a las oposiciones.
Muestra de aquello es que el vocero González piensa que una «victoria temprana» en México sería avanzar «en el tema económico, que hagan posible el uso de recursos venezolanos confiscados en el exterior para mejorar la vida de la población. Acuerdos que permitan tomar decisiones sensatas para tener una economía sana, sacar al país de la lista negra en la que está», teniendo en cuenta que él mismo participó en la gestión de la Asamblea Nacional (2015-2021) que condenó a la República Bolivariana al agujero negro de las «sanciones» económicas, financieras y comerciales, instrumentos del bloqueo y embargo gringo-europeo de la economía venezolana.
De hecho, tanto Timoteo Zambrano como Stalin González, hoy defensores del diálogo y la convivencia política, formaron parte de la presidencia ejecutiva del Parlamento que tuvo como líder a Juan Guaidó y dio pie para un quiebre de facto en el seno de las instituciones venezolanas, una reparación que ha costado políticamente pero que puede servir de aliciente para el buen término de la mesa en México.
¿Es real o ilusorio el giro político de las oposiciones en Venezuela? La respuesta parece darla el presente, pero el futuro -inmediato o no- es aún incierto. Por ahora.