Mike Pompeo, vine al Caribe a buscar apoyo para agredir a Venezuela y tuvo que regresar a su país, cargando a cuestas una pesada derrota.
En un evidente acto de desesperación el hegemon norteamericano envía a la región a su halcón, Mike Pompeo, para afinar estrategias de alianzas con gobiernos a fin de atacar nuevamente a Venezuela y hacerse de sus riquezas. Los tiempos se acortan para el proyecto imperial que se asfixia frente a unas elecciones presidenciales que apuntan a un nuevo fracaso para la administración de Donald Trump, este mes de noviembre cuando busca su reelección presidencial.
Se trata de un nuevo artificio para socavar las instituciones de ambos Estados, enmarcadas en agresiones para impedir el desarrollo del comercio bilateral e internacional. Es la doctrina Monroe que mira al Sur como su patio trasero y con intenciones hegemónicas busca su dominación e insta a la Unión Europea a emularlo.
En el contexto de la gira imperial Surinam, Guyana, Brasil y Colombia fueron las naciones objeto de la cuestionada visita del jefe de la diplomacia de la administración de Donald Trump, que se asolapa en relaciones entre los Estados, pero que lleva consigo una agenda oculta contra Venezuela y que trata de mostrar al votante latino, que los Estados Unidos, mantienen una influencia en la región.
El presidente de la Cámara de Diputados de Brasil, Rodrigo Maia, integrante del partido Demócratas, de centroderecha, calificó de afrenta a la autonomía y a la buenas prácticas diplomáticas internacionales la breve visita de Pompeo a Boa Vista, en Roraima, donde fue recibido por el canciller del Gigante Amazónico, Ernesto Araújo, quien además coincidió con Pompeo, en agredir a Venezuela.
Maia, agregó que la Constitución de Brasil, contempla que sus relaciones internacionales se expresan en la autodeterminación de los pueblos, la no intervención y la defensa de la paz y que Brasil posee un historial de «estabilidad» en las fronteras, así como de «coexistencia pacífica y respetuosa» con sus vecinos suramericanos.
El presidente Nicolás Maduro, también levantó su voz contra esta gira que asienta una agenda de agresiones desesperadas para convencer de una agresión militar.
Pompeo, quien se valió de un telón de fondo creado por un falso informe de la ONU, forjado por el autodenominado Grupo de Lima, para señalar a nuestra nación de violar los Derechos Humanos, y que fue desmontado por la Diplomacia Bolivariana por su falta de objetividad y criterios de investigación, elevó un claro discurso injerencista ante las naciones visitadas a fin de obtener apoyo político para una intervención militar en nuestro suelo
En Surinam, Pompeo se reunió con el presidente, Chan Santokhi. En Guyana, con Irfaan Ali, y en Colombia, con el presidente Iván Duque.
En Colombia, reinó la hipocresía que ha caracterizado las relaciones con el hegemón en el combate al narcotráfico, la garantía de los Derechos Humanos y la búsqueda de la paz, expresado esto en el reconocimiento de Pompeo a Duque, a quien calificó como “un líder para la región que representa la dignidad de todos los pueblos del hemisferio”.
Esta aseveración se produce con el olvido intencional del asesinato de los líderes sociales y campesinos que se acrecienta y registra 61 masacres en medio de la pandemia por el COVID-19, y el aumento de producción de cocaína que llega a Estados Unidos por el pacifico.
En esa posición, la afrenta contra Venezuela, se valió de la postura de Duque contra el gobierno constitucional del presidente Nicolás Maduro y la falsa narrativa de apoyo y financiamiento a los venezolanos con 348 millones de dólares que ha prometido Pompeo, aunque éste pareciera desconocer que miles de migrantes sufren la xenofobia, persecución, abandono y además huyen de la crisis sanitaria por el Covid-19, siendo recibidos por su país para garantizarle el derecho a la salud y la vida.
Mientras surge un nuevo concierto de agresiones contra nuestra nación, la autodeterminación de los pueblos se impone y Venezuela avanza en la construcción de un nuevo modelo de economía real que produzca bienestar y supere el desgastado modelo neocolonial de sanciones ilegales.
El devenir del tiempo histórico le dará la razón a la justicia social y de paz que se construye en la tierra de Bolívar y de Chávez y entonces seguro una nueva derrota cargarán los supremacistas del imperio.