En otro acto violento contra las minorías, la Policía de Estados Unidos ha fulminado a tiros a un joven afrodescendiente ante los ojos de su familia.
Según ha dado a la cadena norteamericana CNN, las autoridades federales de EE.UU. han abierto una investigación sobre la muerte de un hombre afrodescendiente llamado Casey Goodson, que recibió el viernes un tiro de un agente de policía cuando intentaba ingresar a su casa en Columbus, en el estado de Ohio.
Conforme al reporte, Goodson, de 23 años, había puesto las llaves en la puerta antes de que fuera objeto del disparo del policía y cayera en la cocina de su casa, donde su hermano de 5 años y su abuela de 72 lo vieron tirado en el suelo con un sándwich en las manos.
La Policía de Columbus ha explicado que el agente que mató a Goodson, estaba trabajando para la unidad de fugitivos, en busca de delincuentes violentos en ese momento. Aunque el organismo policial reconoce que el joven negro no era una persona sobre la que hubiese una orden de búsqueda, alega que estaba armado en el momento del tiroteo.
Sean Walton, el abogado de la familia de Goodson, ha denunciado que el afrodescendiente no había cometido ningún delito, no tenía antecedentes penales, ni era objeto de ninguna investigación. “Era un joven increíble cuya vida fue trágicamente arrebatada”, ha lamentado el letrado en un comunicado.
La investigación sobre esta muerte se inicia entre dudas, ya que la Policía de Columbus afirma que no se han identificado testigos oculares civiles y no hay imágenes del tiroteo porque los oficiales que participaron en esta misión no tienen cámaras corporales. Además, indica que ningún oficial fue testigo del tiroteo.