«¡Basta de armas, de violencia, de guerra! ¡Basta!… Poner fin a la guerra es deber impostergable de todos los líderes políticos ante Dios. La paz es la prioridad de cualquier política. Dios pedirá cuentas a quienes han fomentado tensiones y conflictos», dijo el Papa Francisco a los que se frotan las manos invadiendo países y haciendo guerras inútiles.
Esto ha pedido el Papa en el encuentro ecuménico Nadie se salva solo – paz y fraternidad, promovido por la Comunidad de San Egidio, en Roma.
“Jesús en la Cruz no señala con el dedo a nadie, sino que abraza a todos. Porque solo el amor apaga el odio, vence a la injusticia, deja lugar al otro y facilita la plena comunión entre nosotros”.
En su homilía pronunciada ante diferentes representantes de confesiones cristianas, entre ellos, el patriarca ecuménico de Constantinopla, Bartolomé I, este 20-O, el papa Francisco rezó “la gracia de estar más unidos, de ser más fraternos”, y advirtió el peligro de la crítica y de la falta de amor, “causa profunda de nuestros males personales, sociales, internacionales, ambientales”.
“¡Qué fácil es criticar, hablar en contra, ver el mal en los demás y no en uno mismo, hasta llegar a descargar las culpas sobre los más débiles y marginados! (…) Pero Dios no viene tanto a liberarnos de los problemas, que siempre vuelven a presentarse, sino para salvarnos del verdadero problema, que es la falta de amor. Esta es la causa profunda de nuestros males personales, sociales, internacionales, ambientales. Pensar solo en sí mismo es el padre de todos los males”.