El papa Francisco criticó las sanciones económicas, que algunos Estados imponen a otras naciones y pidió su inmediata eliminación.
El papa Francisco criticó este lunes herramienta de las llamadas “sanciones económicas” utilizada por algunos Estados, durante su saludo al cuerpo diplomático acreditado ante la Santa Sede, precisa AFP.
“La Santa Sede no ve su eficacia y espera su relajación, también para favorecer el flujo de ayudas humanitarias, sobre todo de medicamentos e instrumentos sanitarios, sumamente necesarios en este tiempo de pandemia”, dijo el papa.
Ante el cuerpo diplomático, el papa repasó la mayoría de las crisis planetarias en tiempos de pandemia, lamentando el “crecimiento de las contraposiciones políticas”.
También pidió la liberación rápida de los responsables políticos detenidos en Birmania tras el golpe de Estado que depuso hace una semana al gobierno liderado por Aung San Suu Kyi.
“En estos días, mi pensamiento se dirige de modo particular al pueblo de Birmania, al cual manifiesto mi afecto y cercanía”, aseveró.
“El camino hacia la democracia, emprendido en los últimos años se vio bruscamente interrumpido por el golpe de Estado de la semana pasada. Esto ha provocado el encarcelamiento de varios dirigentes políticos que espero que sean liberados rápidamente, como estímulo al diálogo sincero por el bien del país”, añadió ante los 88 embajadores presentes.
El papa Francisco visitó Birmania, un país predominantemente budista, en noviembre de 2017, y luego Bangladés, donde habló de la persecución de los musulmanes rohinyás y se reunió con algunos refugiados que habían huido de Birmania.
En Birmania, donde se entrevistó con Aung San Suu Kyi, el papa no pronunció ni una sola vez la palabra “rohinyá”, tabú en el país.
Francisco, que tiene previsto visitar Irak a principios de marzo y expresó su deseo de ir al Líbano lo antes posible, también pidió un “Oriente Medio plural, tolerante y diversificado, en el que la presencia cristiana pueda ofrecer la propia contribución y no se reduzca a una minoría que hay que proteger”.
“Los cristianos constituyen el tejido conector histórico y social del Líbano”, subrayó, asegurando que “debilitar la comunidad cristiana puede destruir el equilibrio interno y la misma realidad libanesa”.
Refiriéndose en particular a la “catástrofe educativa” de la enseñanza a distancia, advirtió que “una mayor dependencia de los niños y adolescentes de internet y de las formas de comunicación virtual en general” les hace “aún más vulnerables y sobreexpuestos a las actividades cibercriminales”.