Con profundas e irreconciliables divisiones internas culmina el año 2021 la fracasada oposición venezolana.
La antigua Asamblea Nacional venezolana, de mayoría opositora, aprobó de manera unilateral un proyecto de ley de reforma parcial del Estatuto de la Transición, lo que terminó de agudizar las profundas divisiones internas de la derecha.
El proyecto permite la continuidad de ese Parlamento y del proclamado gobierno interino, que no fue electo en las urnas.
Esta decisión provocó indignación entre los mismos opositores, quienes advierten que la reforma del Estatuto viola la Constitución al pretender transferir funciones ejecutivas a la Asamblea.
El partido opositor Vente Venezuela, que lidera María Corina Machado, a su vez, retiró su apoyo al exdiputado opositor Juan Guaidó, quien aspira a seguir proclamándose como presidente interino.
A principios de este mes de diciembre, Julio Borges, canciller de la autoproclamada presidencia interina y coordinador nacional de Primero Justicia, renunció a su cargo, criticando duramente la gestión de Guaidó. Borges destacó la necesidad que tiene la oposición de rectificar.
A su vez, Nicolás Maduro, presidente de Venezuela, electo en las urnas, consideró que Guaidó anda perdido en la soledad de su propio fracaso.
Aunque esta oposición cuenta con el apoyo de varios países como Estados Unidos, no logró imponerse a la voluntad del pueblo venezolano, que volvió a votar el pasado 21 de noviembre por el oficialismo.
Mientras el gobernante Partido Socialista Unido de Venezuela logró 20 de los 23 estados, la oposición, participando por primera vez en cuatro años en unos comicios, consiguió ganar solo en los estados Zulia, Nueva Esparta y Cojedes, mientras se repetirán las elecciones en el estado Barinas.