En una carta pública dirigida a sus compinches opositores Ochoa Antich, invito a varios dirigentes a desprenderse de los extremistas.
el político opositor Enrique Ochoa Antich publicó un texto dirigido a Henry Ramos Allup, Manuel Rosales y Henrique Capriles Radonsky, en los que los llamó a desligarse de sectores extremistas.
Por otro lado, también fustigó a aquellos que apuestan por un invasión estadounidense en Venezuela por su falta de sentido común y de noción de”patria”.
El opositor calificó de “degradantes” los extremos a los que puede llegar la oposición extremista. Esto lo dijo en relación con la incursiones terroristas de Macuto y Chuao, los pasados 4 y 5 de mayo respectivamente. En ese sentido, dijo que por medio del “11A, el paro, las guarimbas salidistas y la autojuramentación” los extremistas arrastrarán a todos los sectores opositores a la desgracia.
Asimismo, condenó el proceder de los partidos políticos Primero Justicia y Voluntad Popular. Ochoa señaló a Julio Borges de actuar “con inmadura irresponsabilidad y supina inmadurez” y a Juan Guaidó de “venderse al imperio del norte, convertirse en su vasallo obsecuente, traicionar a la patria, apelar a la violencia, tentar una guerra civil”.
A continuación, el texto de Enrique Ochoa Antich en rechazo a los extremistas:
Mensaje de Enrique Ochoa Antich remitido hoy a Henry Ramos Allup, Manuel Rosales y Henrique Capriles Radonsky
¿Se dan cuenta del papel de segundones del extremismo que están cumpliendo?
¿Pueden ustedes soslayar la clara participación en la incursión terrorista de Juan Guaidó?
Venezuela, más allá de cualquier parcialidad política, acaba de ser objeto de una acción terrorista criminal e irresponsable. Podemos oponernos a un gobierno que miente, y miente mucho, pero primero está la patria. Las evidencias son más que claras. La presencia de asesores militares estadounidenses en la operación revela hasta los degradantes extremos a los que puede llegar la oposición extremista. Ningún venezolano con algún sentido mínimo de nación, puede dejar de rechazar sin ambigüedades ni ambages esta incursión.
Hace algún tiempo les escribí a AD y UNT, partidos definidos como antiimperialistas, el reclamo de que se manifestaran en contra de los llamamientos de la oposición extremista a una intervención militar extranjera. A la Asamblea Nacional remití hace más de un año un proyecto de acuerdo en contra de las amenazas que el gobierno de los Estados Unidos ha proferido contra Venezuela en ese sentido. Ni un acuse de recibo nos fue enviado por respuesta.
Ante estos eventos, me atrevo a preguntarles: ¿hasta cuándo van a seguir ustedes sirviendo de apoyo a la irresponsabilidad criminal de Guaidó, PJ y VP? ¿Se dan cuenta del papel de segundones del extremismo que están cumpliendo? ¿A cuenta de qué tienen ustedes que aceptar que vía hechos cumplidos (como lo fueron el 11A, el paro, las guarimbas salidistas y la autojuramentación) el extremismo oposicionista arrastre a toda la oposición al desbarrancadero de la violencia, la derrota, la desmoralización y la desmovilización? ¿No terminamos pagando todos los demócratas esa conducta tan autoritaria como la que criticamos en el gobierno?
A propósito de los recientes eventos: ¿Pueden ustedes soslayar la clara participación en ellos de Juan Guaidó? ¿Puede dudarse que quienes organizaron las payasadas del “Sí o sí» cucuteño y del 30A estén también detrás de esta postrera vergüenza? Está claro que él y su partido, Voluntad Popular y muy probablemente el sector de Primero Justicia que se identifica en la vocería de Julio Borges, con inmadura irresponsabilidad y supina inmadurez, andan tentando desesperadas acciones como la que acabamos de presenciar, por no decir que propician sanciones y planes de invasión que incluso con más razón ustedes están llamados a condenar.
Interpreten lo que estoy seguro es el deseo ampliamente mayoritario de los venezolanos: el de un cambio político profundo, sí, pero democrático, constitucional, pacífico y soberano. Llegó el momento de deslindarse de la oposición extremista. Atrévanse a propiciar el encuentro con ese centro democrático que hoy disperso, representa a la mayoría nacional que repudia por igual a los dos extremos: el que está dispuesto a hacer lo que sea: violar la Constitución todos los días, atropellar los derechos de sus adversarios, concentrar el poder en el partido/Estado/F.A., etc., con tal de perpetuarse en el poder, por un lado; y, por el otro, el que también es capaz de hacer lo que sea para llegar a él: venderse al imperio del norte, convertirse en su vasallo obsecuente, traicionar a la patria, apelar a la violencia, tentar una guerra civil (Guaidó dixit) y pisotear nuestra soberanía en nombre de sus intereses políticos subalternos.
Quizá así, como hicimos en 2006 luego de años de hegemonía extremista, podamos reagrupar a las fuerzas democráticas y reemprender poco a poco la ruta democrática que restituya la esperanza en una transición del autoritarismo a la democracia, vía gobierno de unidad nacional con todos, incluyendo al chavismo y al madurismo. Pues sólo así los enormes desafíos civilizatorios postpandemia podrán ser enfrentados con éxito. Es lo que Venezuela se merece.
Redacción Lechuguinos-LaIguana.TV