El secretario de Estado de EEUU, Mike Pompeo, ha señalado que la colaición global contra China es un proceso «llevará años», pero al mismo tiempo ha apreciado que ya se ha dado un primer paso en términos del «reconocimiento de la amenaza».
La retórica de Pompeo sobre el país asiático es acorde con sus declaraciones anteriores. En julio de este año el alto funcionario incluso redujo a cero uno de los logros más importantes de los republicanos en las últimas cinco décadas al declarar que la colaboración de EE.UU. con China fue un fracaso total y la preocupación del expresidente Richard Nixon de que había creado un «Frankenstein» al abrir el mundo al Partido Comunista de China había sido profética.
Casi 50 años después del histórico viaje de Nixon a Pekín en 1972 y su papel en el establecimiento de las relaciones diplomáticas con China en 1979 gracias a sus contactos cuando era presidente, Pompeo acusó a Pekín de aprovechar aquella apertura para abrirse camino al poder y la prosperidad a través de mentiras y engaños, y subrayó que ahora a EE.UU. y sus aliados les toca utilizar «métodos más creativos y firmes» para presionar al Gobierno chino para que cambie de rumbo.
«La verdad es que nuestras políticas —y las de otras naciones libres— resucitaron la fallida economía de China, solo para ver a Pekín morder las manos internacionales que lo alimentaban», señaló Pompeo en aquel entonces, al argumentar que el Ejército del país asiático se volvió «más fuerte y amenazador», y repetir las acusaciones de EE.UU. sobre las prácticas comerciales injustas, los abusos de los derechos humanos e intentos de infiltrarse en la sociedad estadounidense.