Manifestantes interrumpen un discurso de Biden, que ofrecía en Georgia, exigiéndole el cierre de los centros de detención de migrantes en EE.UU.
El presidente de EE.UU., Joe Biden, viajó a Duluth, localidad situada al norte de Atlanta, para aprovechar dando las gracias a sus votantes del estado de Georgia por haber confiado en su candidatura, cuando se cumplen precisamente cien días del comienzo de su mandato, según informó el diario estadounidense The Hill y manifestantes lo interrumpen en medio de su discurso.
Tan pronto se disponía a ofrecer su agradecimiento ante un público congregado en una explanada reservada para el autocine, un grupo de manifestantes empezó a gritar a viva voz “poner fin a los centros de detención [de gestión privado] ahora” y “abolir el Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE, por sus siglas en inglés)”.
Después de que otro indignado le gritara a Biden diciendo que sus “familiares [migrantes] se están muriendo” y dejándole claro que ellos habían votado por su candidatura en la pasada elección presidencial 2020, el líder demócrata le respondió con un “estoy de acuerdo contigo” y añadiendo “estoy trabajando en eso, hombre. Dame otros cinco días”.
“No debería haber prisiones privadas, punto”, sentenció Biden, en referencia a ciertos centros de detención para migrantes habilitados de forma in extremis por el ICE, para poder procesar la avalancha de grupos de inmigrantes que han cruzado en los últimos meses la frontera entre EE.UU. y México, cuya gestión se ha subrogado a empresas privadas estadounidenses.
El medio estadounidense subraya que no está claro si Biden está preparando una orden ejecutiva sobre el tema, pero, agrega, que el líder demócrata firmó una orden una semana después de asumir su cargo en el que se instaba al Departamento de Justicia revocar la subrogación del control de los centros de detección de migrantes.
Aun así, el ala progresista del Partido Demócrata viene insistiéndole al inquilino de la Casa Blanca que ponga fin al uso de centros de detención para migrantes que ingresan ilegalmente al país norteamericano, por la inadecuada y deplorable que sus instalaciones.
La ola de migrantes, que en su mayoría proceden de los países centroamericanos, se ha dirigido hacia la frontera entre EE.UU. y México, con la esperanza de cruzar la línea divisoria en busca de forjarse una vida mejor para ellos y sus familiares, incluso poniendo sus vidas en peligro.
Dicha coyuntura se ha agravado con el efecto llamada del nuevo dirigente de EE.UU., Joe Biden, quien prometió durante su campaña electoral de que si llegara a la Casa Blanca regularizaría a más de 11 millones de indocumentados en suelo estadounidense.