Con 62 votos a favor y 55 en contra, el Parlamento de Israel aprobó la ley básica del Estado nacional del pueblo judío, en medio de mucho debate y protesta.
Este jueves, en Israel se aprobó la ley que promueve los asentamientos exclusivamente judíos, quita el estatus oficial del idioma árabe y le da el derecho de autodeterminación únicamente al pueblo judío.
La ley básica, que posee casi el mismo rango que una ley constitucional, entrará en vigor en cuanto se publique en el Boletín Oficial del Parlamento.
Contando con el apoyo del primer ministro israelí Benjamín Netanyahu, fue elaborada en el 2011 y ha originado protestas tanto en el país como en las comunidades israelíes en el resto del mundo.
Rayando en el apartheid, la parte más controversial de la norma es la promoción del “establecimiento y consolidación” de asentamientos judíos, calificado por la oposición como un eufemismo de la segregación.
Esto convertiría a una cuarta parte de la población, es decir los 1,8 millones de árabes, en ciudadanos de segunda clase.
Inmediatamente después de la aprobación de la ley, los legisladores árabes rompieron los borradores impresos del proyecto de ley en señal de protesta, tachando la ley de «apartheid» y «racista«, tras lo cual abandonaron el pleno.
El legislador Ayman Odeh, presidente de la Lista Conjunta, alianza política de cuatro partidos árabes en el Parlamento, emitió un comunicado diciendo que Israel «declaró que no nos quiere aquí» y que había «aprobado una ley de supremacía judía y nos dijo que siempre seremos ciudadanos de segunda clase».
Además, la naturaleza divisiva del proyecto de ley había provocado que miles de personas, incluidos árabes y judíos seculares, salieran a las calles en señal de protesta.
Antes de ser votada, la norma también fue rechazada por el presidente israelí, Reuven Rivlin, quien había escrito una carta abierta al respecto, y por varios partidos de la oposición. Incluso la formación ultranacionalista Yisrael Beiteinu del ministro de Defensa israelí, Avigdor Lieberman, habían anunciado su oposición.
Redacción Lechuguinos