Según el último sondeo de opinión de la encuestadora Hinterlaces, el «52% de los venezolanos declaran que definitivamente votarán el 21N».
Según el más reciente Monitor-País Hinterlaces, correspondiente al mes de Agosto 2021,el resultado revela que el 52% de los venezolanos declaran que «definitivamente votarán», lo que dado el comportamiento electoral histórico reciente, nos permitiría proyectar una participación promedio de 39%.
Esta importante abstención se concentra en los segmentos socio-políticos autodefinidos como independientes y opositores, quienes no votan basados en una postura abstencionista sino principalmente porque no cuentan con opciones ni propuestas. Por su parte, el 72% opina que “la oposición no tiene un líder fuerte que la represente”, 83% piensa que “la Oposición está muy dividida” y 93% considera que ”hace falta gente nueva para dirigir a la Oposición”
Mientras 85% de los autodefinidos como chavistas manifiestan su decisión de votar y 84% simpatizan con el Psuv. Por ello, la estrategia electoral del Psuv se dirige a convocar y movilizar a sus seguidores, pues frente a una oposición sin caras ni mensajes ni propuestas, el chavismo se convierte en mayoría electoral.
Hoy el Chavismo representa la primera opción para ganar la mayoría de las gobernaciones y alcaldías que se disputarán el próximo 21 de noviembre 2021.
Schémel consideró que con el inicio del proceso de diálogos y negociaciones en México, culmina el llamado “empate catastrófico” en Venezuela.
«Se trata del final de la polarización extrema y radical, después de 20 años de guerra social y política, con la indiscutible victoria del Presidente Nicolás Maduro y del Chavismo y la rendición de la oposición mantuana, aún con todo el respaldo internacional que recibió y que también ha ido menguando».
Afirma que la estrategia insurreccional y el proyecto de élites, impulsados por la oposición venezolana y por Estados Unidos, con muy breves pausas electorales, fueron derrotados definitivamente, cuando los partidos políticos más reaccionarios y conservadores, ya sin fuerzas ni iniciativa política, atomizada y dividida, sin respaldo popular y sin convocatoria, acuden a la mesa de diálogo, aceptando de esta manera la legitimidad del Gobierno Bolivariano y de las instituciones, regresando a la vida política y electoral y reconociendo al Chavismo como la más importante fuerza social y política del país.