Este martes 18 de septiembre el presidente Nicolás Maduro informó a la población venezolana, a través de los medios de comunicación, algunos balances sobre su reciente visita a la República Popular China.
El Presidente Nicolás Maduro calificó de «positiva» esta gira para «el inicio de una nueva etapa» en las relaciones entre ambos países, una sinergia que además está signada por la particularidad del contexto venezolano.
Tanto las vocerías chinas como las venezolanas han resaltado el «incremento del perfil estratégico» a partir de la visita del Presidente venezolano a la nación asiática. Una visita que es en suma sobresaliente, por su significado geopolítico y económico para Venezuela.
El contexto internacional
La cancillería china, en la previa a la visita del presidente Maduro, subrayó la «confianza» en Venezuela y una «mejoría» de la situación política de la nación caribeña. Una «elección presidencial
sin contratiempos» y una evidente pacificación del conflicto político interno son, para China, indicadores de una estabilidad que permite relanzar relaciones, en una situación-contexto de consistente agresión a Venezuela por parte de la Casa Blanca y otros factores políticos en Europa y América Latina que se han alineado a la Administración Trump para intentar aislar política, diplomática y económicamente a Venezuela.
La visita de Maduro, entonces, da un significado a la intención de China en promover globalmente a Venezuela mediante un claro espaldarazo político y económico. Un gesto con derivaciones geopolíticas que legitiman la postura de Venezuela.
En efecto, el encuentro mediante honores de Jefe de Estado entre el Presidente venezolano y su homólogo Xi Jingping, así como la participación de Maduro en las diferentes ruedas en la comisión de alto nivel que forman parte operativa de las relaciones entre ambos países, da cuenta de la relevancia del gobierno de Venezuela, fortalecido como sujeto político garante de las relaciones multipolares en tiempos en que otros factores han intentado consolidar su aislamiento y se propaga el belicismo como recurso de la desestabilización de nuestro país.
No está demás subrayar que la agresiva política de Estados Unidos en varios frentes de manera simultánea, acelera el concierto en las relaciones de los países emergentes, especialmente de los denominados integrantes del «Eje del mal», dicho así por la pendenciera narrativa estadounidense.
A sólo horas de diferencia de la visita de Maduro a China, Donald Trump pechaba al gigante asiático con 200 mil millones de dólares al año en aranceles a tecnologías chinas que ingresan a Estados Unidos. Una medida que tuvo como respuesta la imposición de aranceles adicionales a productos estadounidenses valorados en 60 mil millones de dólares a partir del 24 de septiembre por parte del gobierno chino, en medio de la guerra comercial que ambos libran.
Venezuela es beneficiaria de esta disputa, por la consistente línea contrahegemónica de su política exterior en los últimos 20 años.
Sobre contexto venezolano y los acuerdos
El presidente Maduro fue insistente durante su periplo por Asia. La agenda de recuperación económica y reconversión de la economía venezolana ha sido un aval de legitimidad política que le ha abierto paso al relanzamiento de las relaciones bilaterales. Las recientes medidas que pusiera en marcha el gobierno venezolano son el talante de una hoja de ruta económica para Venezuela, que se proyecta no sólo al rescate de su estabilidad, también al restablecimiento de su prosperidad.
En ese sentido, el conjunto de 28 acuerdos suscritos entre Venezuela y China en esta oportunidad abarcan las principales áreas de interés en materia financiera, petrolera, tecnológica, minera y productiva inherente a los sectores alimentos y medicinas.
La política de recuperación económica venezolana constituye un marco de oportunidad económica que «cuenta con el respaldo», en palabras de Maduro, del directorio del gobierno chino y de factores específicos de ese país interesados en apoyar la estabilidad económica venezolana, como la empresa China National Petroleum Corporation (CNPC) y el Banco de Desarrollo chino, instancias que facilitarán elementos clave al refinanciamiento de Venezuela y la revitalización de la industria petrolera venezolana como factor esencial en los ingresos venezolanos.
Se destacan entre los anuncios efectuados: el lanzamiento de un nuevo satélite, el Guaicaipuro, de manufactura china; el incremento de la participación de China en la actividad minera del país; y el suministro de tecnologías para el reimpulso de la actividad agrícola de Venezuela.
Maduro enfatizó que el Plan de Recuperación Económica supone crear nuevas condiciones para el desarrollo eficaz del uso de recursos, la inversión, la regularización de la política monetaria y el desarrollo del potencial productivo del país.
Sobre la agenda de trabajo conjunto con China yace el financiamiento de 5 mil millones de dólares a Venezuela anunciado hace poco para la recuperación de la actividad petrolera en Venezuela.
En virtud de ello y acorde de la cooperación integral entre ambas naciones, el Presidente venezolano anunció la meta de aumento de la producción de crudo venezolano en 1 millón de barriles
diarios, con miras a incrementar el suministro de petróleo a China en igual número de barriles por día.
Impactos del nuevo perfil de relaciones estratégicas
El presidente Maduro anunció que próximamente los representantes de CNPC acudirán a Venezuela para dar efectividad al acuerdo de expansión de la actividad petrolera venezolana y el suministro a ese país.
Mediante el nuevo sistema cambiario venezolano, flexibilizado y en mejores condiciones para la inversión extranjera, China inyectará nuevos recursos en divisas extranjeras a la nación para dar parte a las inversiones de CNPC en el país y convertir parte de su inversión en moneda local, abriendo paso con ello al incremento en la inversión en áreas vitales de la economía venezolana.
Por otro lado, la meta estimada de aumento de la producción en beneficio a China establece un acuerdo sólido de relacionamiento comercial favorable a ambos países. China es el principal importador de crudo del mundo y la adjudicación de 1 millón de barriles de crudo a ese país supone para Venezuela asegurar el destino comercial de sus exportaciones, claramente amenazadas por la política de bloqueo que ejecuta la Casa Blanca. Dicho en otras palabras: este aumento en la relación petrolera es una medida anti-bloqueo a Venezuela patrocinada por la segunda potencia mundial, aún en alza.
El carácter estratégico de este nuevo acuerdo comercial petrolero deja sentada la apuesta de China a la recuperación, no solo del apresto productivo petrolero de Venezuela, sino también a la estabilidad de su proveedor mediante una dinámica de relación de suministro en condiciones seguras, manteniendo un sólido salvoconducto.
Un elemento que no es en absoluto minúsculo, frente a vocerías del gobierno estadounidense que han amenazado profundizar un cerco petrolero a Venezuela y que han promovido además el congelamiento o embargo de Citgo Petroleum Corporation, un importante activo de Petróleos de Venezuela S. A. (PDVSA) en suelo estadounidense.
De esta manera, China en el corto plazo desplazará a Estados Unidos como principal cliente del crudo venezolano. Una novedad para Venezuela en 100 años de exportaciones petroleras.
Otro elemento significativo de este acuerdo es su significado para las finanzas venezolanas. La inversión de capital neto y el relanzamiento de la decaída producción petrolera concurren en un momento ideal. Según la firma energética Energy Consultings, el precio petrolero se ha recuperado en un 30% en lo que va de año, y según sus analistas podría seguir subiendo hasta finales de año aupados por el invierno boreal.
A la fecha, el crudo venezolano se cotiza a 69 dólares por barril. En consecuencia, la recuperación de 1 millón de barriles de crudo en exportaciones favorables a las arcas venezolanas significaría para Venezuela un importante alivio a la amortización de deuda, justo en el tercer año consecutivo de pagos más onerosos a sus acreedores, unos 8 mil 100 millones de dólares este 2018.
Por otro lado, Venezuela contaría con el incremento del ingreso neto de divisas necesarias para las importaciones del país, paleando un déficit que durante este año estaría alrededor de unos 15 mil millones de dólares. Una variable que para la población venezolana se traduce en una rotación de mayor inventario de insumos y bienes asociados a los sectores de alimentos y medicinas.
Redacción Misión Verdad