Iván Duque, luego que los cuerpos de seguridad han matado a más de 60 personas en las protestas anunció una reforma policial.
Transcurrido más de un mes desde el inicio de las protestas sociales en Colombia, la represión policial y militar se mantiene como uno de los focos de indignación entre la ciudadanía, a la que se suman grupos defensores de los derechos humanos, que condenan el uso excesivo de la fuerza, las detenciones arbitrarias y las violaciones que han sufrido los detenidos a manos de los uniformados y luego de esto extrañamente Duque anuncia una reforma policial.
En este sentido, el presidente de Colombia, Iván Duque, ha dado a entender, durante la ceremonia de ascensos de 134 nuevos subtenientes de la Policía Nacional, que tiene la intención de modernizar el Ministerio de Defensa, transformar su Policía Nacional y, además, elevar los estándares en el servicio al ciudadano, aunque, en la práctica, el mandatario siempre insiste en militarizar las manifestaciones y usar la violencia contra los descontentos.
Al desarrollar su postura, Duque ha indicado que quiere poner un “estatuto disciplinario” para la Policía que, según explica, busca “lograr excelencia”. Asimismo, en otra parte de sus declaraciones, ha anunciado que la Policía colombiana adoptará un uniforme azul para ponerse acorde con los estándares internacionales de los cuerpos de policía y mostrar su naturaleza civil.
Cabe señalar que el Gobierno de Duque, de acuerdo con una orden emitida hace una semana, ha pedido a las autoridades locales de los departamentos de Nariño, Valle del Cauca, Norte de Santander, Putumayo y Cali que acompañen la presencia de las fuerzas militares y los efectivos policiales en las calles para blindar la seguridad del país.
Colombia vive un estallido social como consecuencia de unas reformas económicas propuestas por el Ejecutivo neoliberal de Duque, aunque el ímpetu de las protestas finalmente evitó la aprobación de estos planes. De hecho, desde el comienzo de las marchas, el 28 de abril, se ha informado de diversos casos de torturas que, conforme a la Fiscalía, han dejado al menos 20 muertos, y 74, según denuncia la ONG Temblores, que atribuye 45 a la violencia policial.
No obstante, estas manifestaciones han continuado sucediéndose después de que sus líderes ampliaran sus demandas para incluir una renta básica para las familias pobres, educación y empleo para los jóvenes, así como el fin de la violencia policial, incluyendo la eliminación del Escuadrón Móvil Antidisturbios (Esmad).
En esta línea, el Gobierno de Colombia, con la meta de sofocar las movilizaciones antigubernamentales en todo el territorio, recurrió al uso excesivo e innecesario de la fuerza de manos de la Esmad, que condujo a los tristes episodios de violencia registrados por las cámaras de los reporteros que cubrían tales manifestaciones.