La corrupción y las violaciones a los DDHH han llevado a que Cabo Verde sea calificado como el peor destino turístico de África y del mundo.
Este 5 de julio Cabo Verde celebra un año más de la caída del régimen colonial portugués, pero resulta muy difícil referirse a este archipiélago como una nación “independiente”, debido al clima de corrupción y violaciones a los Derechos Humanos que suceden a diario y son amparadas en el servilismo hacia los Estados Unidos, que a partir de 1975 pasó a ser su nuevo “protector”.
Tras las aguas color turquesa, arena blanquecina y hoteles de lujo, se esconde una realidad que las postales no muestran: Cabo Verde es de lejos, el peor destino que cualquier persona pueda elegir, lo cual queda de relieve con las torturas y vejaciones de las que ha sido objeto el diplomático venezolano Alex Saab desde su secuestro el pasado 12 de junio de 2020.
Entonces, si las autoridades caboverdianas ejecutan el arresto y secuestro de un Enviado Especial de una nación soberana, que goza de inmunidad consagrada en la Convención de Viena, ¿qué puede ocurrir con un turista común en un país donde no se respeta la ley? Aquí dejamos algunas consideraciones para que lo piensen dos veces antes de comprar el pasaje.
Arresto de Alex Saab en una misión humanitaria
El arresto del embajador Alex Saab constituye un grave precedente de violaciones a los derechos humanos y las convenciones internacionales, al tratarse de un diplomático que fue bajado a la fuerza con una orden falsa de Interpol mientras su avión repostaba combustible para seguir hacia Irán, en medio de una misión humanitaria para comprar alimentos, medicinas y combustibles para el pueblo venezolano.
Desde entonces, Alex Saab ha vivido una pesadilla: torturas físicas y psicológicas, vigilancia permanente las 24 horas, ha permanecido incomunicado y no recibe la atención médica que amerita como paciente oncológico. Sus padres fallecieron por covid-19 y no se le permitió despedirse de ellos, violentando los numerales 37 y 92 de las Reglas Mínimas para el Tratamiento de los Reclusos de la Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos (ACNUDH).
Y lo más escandaloso, pese a los fallos del Tribunal de la Comunidad Económica de Estados de África Occidental (CEDEAO) y la Corte de Derechos Humanos de las Naciones Unidas, en los que se ordena frenar el proceso de extradición a los EEUU y poner en libertad a Alex Saab, las autoridades del país africano hacen oídos sordos y se niegan a cumplir las leyes, obedeciendo a las presiones de sus nuevos amos.
Lavado de dinero y abuso sexual
Además, para nadie es un secreto que Cabo Verde es el principal destino para el mal llamado “turismo sexual”, debido a que lamentablemente muchas mujeres y niñas se ven obligadas a prostituirse como vía de escape de sus países de origen, así como mujeres occidentales que desean “pasar un rato” con jóvenes de la isla.
No conforme con eso, según el informe entregado por la Procuraduría General de Cabo Verde correspondiente a 2019-2020, se registraron 587 casos de delitos sexuales, lo cual en proporción a la cantidad de habitantes representa un 9,36 % y la tasa de delito por cada 100mil habitantes es de 187,37 víctimas de violencia sexual. Sin hablar de las medidas controversiales tomadas en los tribunales a favor de los acusados de abuso sexual a menores.
Por otra parte, el pasado 15 de junio Pangea Risk, compañía especialista en inteligencia, publicó un informe especial sobre cómo la pandemia ha erosionado las instituciones políticas y judiciales de Cabo Verde.
Reza el documento que actualmente “el archipiélago de Cabo Verde en el Océano Atlántico central ha sufrido uno de los impactos más agudos de la pandemia global que ha comenzado a socavar las instituciones políticas y judiciales del país a medida que el Estado se desespera cada vez más por conseguir nuevas fuentes de financiación”.
Entonces, en medio de una de las crisis económicas más profundas, Cabo Verde actualmente tiene la tercera carga de deuda pública bruta más grande en proporción a su producción económica, por lo que “las instituciones estatales locales no cuentan con fondos y son vulnerables a la intimidación, extorsión y corrupción de elementos criminales” y la corrupción es bárbara.
Así las cosas, habría que pensarlo muy bien antes de arriesgarse a visitar un país en el cual ni sus propios ciudadanos gozan de las más mínimas garantías judiciales; es un peligro innecesario solo por un poco de sol y arena.