Portavoz de la Casa Blanca dijo que ni Trump ni nadie dentro de su Administración se arrepiente de la represión de los manifestantes la semana pasada.
“No, no hay arrepentimiento alguno por parte de la Casa Blanca. Muchas de aquellas decisiones no se tomaron dentro de la Casa Blanca. Fue el fiscal general (de EE.UU., William) Barr quien decidió mover el perímetro (de seguridad)”, afirmó el lunes la portavoz de la Casa Blanca, Kayleigh McEnany, durante una rueda de prensa.
Estas declaraciones de McEnany se refieren a una protesta pacífica, celebrada el lunes de la semana pasada en Washington D.C. (capital estadounidense) por el asesinato del afroamericano George Floyd a manos de un agente policial en la ciudad de Mineápolis (estado de Minesota, norte), reprimida de forma violenta por la Policía tan solo para que el presidente de EE.UU., Donald Trump, pudiera hacerse una foto frente a la iglesia de Saint John.
Además, la secretaria de prensa de la Administración de Trump añadió que “la noche del lunes la Policía también tomó aquella decisión de manera independiente cuando vio toda la violencia en el Parque Lafayette”, después de que emitiera “tres fuertes advertencias” para que la gente abandonara el lugar.
No obstante, los vídeos del incidente divulgados en las redes sociales muestran el uso de gases lacrimógenos y balas de goma contra los manifestantes, mientras que, por otro lado, los reporteros allí presentes señalan que la marcha se había desarrollado de una forma totalmente pacífica antes de que la Policía interviniera por la visita del magnate republicano al mencionado centro de culto.
Horas antes, ese mismo lunes, en un fuerte discurso pronunciado en la Casa Blanca, Trump, además de considerarse “el presidente de la ley y el orden”, anunció que decretaría un masivo despliegue de “miles y miles de soldados fuertemente armados, efectivos militares y agentes del orden público” con el objetivo de detener la ola de protestas que se ha extendido por todo el país norteamericano.
Tales medidas del mandatario estadounidense para reprimir las manifestaciones fueron recriminadas, no solo por los demócratas, encabezados por su rival electoral, Joe Biden, sino también por sus correligionarios en el Partido Republicano y hasta por líderes religiosos.
A pesar de que la Policía de EE.UU. ha atacado con gases lacrimógenos a los manifestantes y arrestado a cientos de ellos en varias ciudades del país, las protestas continúan, en particular en Mineápolis, donde ocurrió el asesinato de Floyd.
La brutalidad de la Policía de EE.UU. ha suscitado críticas de diversas organizaciones de derechos civiles, que consideran estos actos propios de un sistema inherentemente racista y que afirman que se ha exacerbado en los últimos años debido a las políticas del actual inquilino de la Casa Blanca.
Redacción Lechuguinos-HispanTV