A 100 días del Gobierno de Gustavo Petro en Colombia, medios de comunicación ofrecieron un balance positivo de la gestión de izquierda.
En ese sentido, El País, de España expone en un artículo los avances que Petro mostró en su gestión y que marcan un cambio en la política colombiana.
Entre ellos destacan:
- Una reforma tributaria que se calcula recogerá más del 1% del PIB y se tramitó en tiempo récord.
- El acuerdo histórico con los ganaderos para repartir la tierra.
- La normalización de las relaciones con Venezuela.
- La reapertura del diálogo con el ELN.
- Una ley de paz total, menos transformadora que la fiscal, pero más simbólica por su carga emocional.
- Refiere el mismo medio que para lograr todo ello, Petro usó el pragmatismo.
Colocó en puestos claves a políticos profesionales que por años estuvieron en orillas diferentes a la suya y se acercaron en la campaña o durante meses previos. Esto, cuando el malestar social y la impopularidad del presidente Duque iban perfilando a Petro como favorito en las elecciones presidenciales.
Los más relevantes son su secretario de presidencia, Mauricio Lizcano; el presidente del Senado, Roy Barreras y su ministro de Interior, Alfonso Prada.
Todos excongresistas de partidos en los que no militó Petro y los dos primeros antiguos alfiles de Álvaro Uribe, presidente de derecha de quien Petro fue permanente y firme opositor.
Haber entregado el manejo político a antiguos rivales ayudó a que el gobierno tienda puentes con bancadas de todo el espectro político y tenga una coalición mayoritaria que ya demostró su valía.
Otros éxitos basados en el pragmatismo
Como otros factores exitosos en su gestión resaltaron la entrega cuotas de poder, como la del sector transporte que dio a los conservadores.
Además, Petro cedió a sus críticos aceptando que la tributaria no lleve impuestos a actividades comerciales de iglesias. También al retirar dos artículos de la ley de paz total que buscaban excarcelar a jóvenes detenidos por hechos ocurridos en las protestas de 2021.
Se reúne e incluso negocia con rivales políticos por fuera del Congreso, como mostró en su encuentro con Uribe o en su acuerdo con José Félix Lafaurie para comprar tierras de los ganaderos.
Además, mantiene un grupo de altos funcionarios que vienen de la tecnocracia y hacen contrapeso a los más activistas, encabezados por su ministro de Hacienda, José Antonio Ocampo, que venía de ser el coordinador programático del candidato presidencial de centro, Sergio Fajardo.