Destrucción y un profundo dolor han dejado más de 8 años de ataques del gobierno de Ucrania en contra de los habitantes de Donetsk, quienes han tenido que huir o aprender a vivir con las cicatrices dejadas por la guerra.
En un trabajo audiovisual publicado por la agencia RT se aprecia cómo los proyectiles y explosivos, disparados bajo las órdenes de Ucrania, han dejado severos daños en infraestructuras como iglesias, cementerios, edificios residenciales, o incluso escuelas y hospitales.
Entre los edificios que conservan las marcas de disparos está el monasterio Iverski, una de las caras de la región. Fue construido en el 2001 y pertenece al Patriarcado de Moscú de la Iglesia ortodoxa.
Desde el 2014 el templo religioso es blanco de constantes ataques. Pero a pesar de todos los intentos por destruirlo, aquí siguen celebrándose misas y los fieles acuden al monasterio a rezar para que se acabe de una vez por todas la pesadilla que viven en carne propia desde hace ocho años.