Bolsonaro, insiste en armar a la ciudadanía y considera a un niño de seis años con un fusil de juguete como ejemplo de “civilidad”.
Durante un acto oficial celebrado este jueves en la ciudad de Belo Horizonte (Brasil), Bolsonaro puso a un niño, vestido con uniforme militar y con un fusil de juguete, a hacer flexiones en la tarima y luego lo alzó en brazos felicitando a sus padres, y lo calificó como muestra de civilidad
“Mi felicitación a los padres, por este ejemplo de civilidad, patriotismo y respeto”, afirmó el mandatario brasileño, un promotor de políticas dirigidas al porte de armas de la población civil, agregando que cuando él mismo era niño también jugaba con armas, flechas y hondas.
El jefe de Estado, que sentó a su lado al niño durante el resto de la ceremonia, fue más allá y, cuando le tocó el turno de dirigirse al público, pidió que se retirase el personal de seguridad, diciendo en tono de broma y sonriente que “ahora, el pequeño Gabriel, de seis años, se ocupará de eso”.
Desde que llegó al poder en 2019, Bolsonaro, capitán de la reserva del Ejército y un nostálgico defensor de la última dictadura (1964-1985), ha sido un gran defensor del acceso de la sociedad a las armas, justificando esa política en la necesidad de “autodefensa” de los brasileños frente a los delincuentes, e incluso ha hecho explícito su apoyo al lema “bandido bueno es bandido muerto”.
El pasado mes de agosto, también llamó a la población a armarse, diciendo que “todos tienen que comprar un fusil”.
No obstante, esta postura ha sido rechazada por el Parlamento y la Corte Suprema que han vetado algunos de los decretos relativos a la cuestión de las armas.