Los presidentes de Bolivia y México recriminan al secretario general de la OEA, Luis Almagro, por impulsar una agenda injerencista en la región.
“Ha sido una coincidencia de criterios de que no se puede permitir que una persona a nombre de una institución como la OEA haga injerencia en los asuntos internos de nuestros países”, aseveró el viernes el mandatario de Bolivia, Luis Arce, en una rueda de prensa ofrecida en La Paz, capital, tras retornar de México, donde se reunió con su homólogo mexicano, Andrés Manuel López Obrador.
El mandatario boliviano enfatizó también la necesidad de respetar la democracia, asegurando que no está culpando a toda la Organización de Estados Americanos (OEA) de “intromisión”. En este sentido, hizo hincapié en que en el pasado no hubo tal situación, pero ha sido con Almagro, a la cabeza de la organización, que la injerencia ha tenido lugar.
El jefe de la OEA emitió el martes un comunicado en el que reafirmó sus declaraciones sobre el supuesto fraude electoral en las elecciones de 2019 en Bolivia y su apoyo al golpe de Estado contra el expresidente Evo Morales.
El comunicado ha sido denunciado por diferentes autoridades bolivianas, en este sentido, la Cancillería del país declaró la misma jornada que “el señor Almagro no tiene la autoridad moral ni ética para referirse a Bolivia, después del daño profundo que le hizo al pueblo boliviano con su injerencia colonialista durante el proceso electoral del 2019”.
La OEA, en el marco de su misión como observadora en los comicios de Bolivia en 2019, publicó un desacertado informe de auditoría en el que afirmó que Morales no había conseguido los votos suficientes, por lo que promovió un “fraude”.
El informe de Almagro desató una crisis en Bolivia que dio lugar a un golpe de Estado que apartó del poder a Morales el 10 de noviembre de 2019.