La brutalidad policial en Colombia haciendo de las suyas por ordenes de Iván Duque, masacran sin pudor alguno al pueblo.
La ira por la brutalidad policial contra Javier Ordóñez, un abogado que murió tras recibir descargas de pistola taser cuando suplicaba a los agentes que se detuvieran, ha avivado una llama que en Bogotá venía acumulada desde las protestas de 2019 y que, entre otras cosas, había paralizado la pandemia. Trece personas murieron y mas de 300 resultaron heridas, 66 de ellas por armas de fuego, durante los enfrentamientos con la policía en protesta por la muerte de Ordóñez: “Una masacre contra jóvenes”, en palabras de la alcaldesa de la capital colombiana, Claudia López.
La regidora aseguró que “hay evidencia sólida en al menos cuatro sitios de la ciudad del uso indiscriminado de armas de fuego por parte de miembros de la Policía atentando contra la vida de nuestros jóvenes”. El hecho eleva la tensión entre el Gobierno central y el local por el manejo de la violencia. “Señor presidente Duque, usted es el comandante en jefe de la Policía, le ruego que ordene a sus miembros que no usen armas de fuego. Esa instrucción se desconoció ayer”, dijo López visiblemente molesta.
La cifra de fallecidos en las violentas jornadas de protestas contra la brutalidad policial en Colombia ascendió este viernes 11 de septiembre a 13 con las muertes de tres ciudadanos más en Bogotá, informaron fuentes oficiales.
Con los nuevos reportes, en Bogotá han fallecido en los disturbios diez personas, mientras que en Soacha, localidad situada al suroeste de la capital colombiana, han muerto tres, en las protestas desatadas por la muerte de Javier Ordóñez en un operativo policial en el que los uniformados lo sometieron con brutalidad.