El vicepresidente de los Estados Unidos tuvo que ir personalmente a la Asamblea General de la OEA a extorsionar a los países para que voten contra Venezuela.
En un intento desesperado de hacer lo que Luis Almagro no ha podido, el vicepresidente de los Estados Unidos, Mike Pence se apersonó en las reuniones previas y en la propia Asamblea General de la Organización de Estados Americanos, para intentar extorsionar a los países del continente que de una vez por todas se tornen contra Venezuela.
Lo que en la élite política se conoce como lobby fue una de las estrategias que le tocó hacer a Pence cuando se enteró que su empleado más inepto, Luis Almagro, no estaba haciendo el trabajo encomendado de acabar de una vez por todas con el Gobierno de Nicolás Maduro.
Ofreciendo extorsiones disfrazadas de cooperación llegó el vicepresidente a la Asamblea de la OEA con un propósito: lograr los 24 votos necesarios para suspender a Venezuela del organismo y tener una excusa de aplicar su mejorada versión de la Carta Democrática.
Al parecer, ni con sus mejores caballos el imperio norteamericano le gana al pueblo venezolano que hace tiempo decidió ser soberano. La resolución no obtuvo los votos esperados y fueron varios los discursos que reclamaban la interferencia.
Ya vemos a la derecha mediática cantando victoria cuando claramente no es así. Ni ellos mismo se entiende, hasta titulares en sus medios explicaban la necesidad de los 24 votos para luego “aprobar” algo con solo 19 y decir que tuvieron éxito. No lo sé, Rick, parece falso.
Redacción Lechuguinos