La activación y financiamiento de los rebeldes por los gobiernos de Obama y Trump en Siria, demuestran los planes hegemónicos de occidente en países árabes para saquear sus recursos
A lo largo de siete años, Siria ha sido víctima de ataques por parte de rebeldes y grupos de insurrección financiados por la OTAN, en especial por Estados Unidos, con el único objetivo de controlar las naciones de medio oriente.
En su octavo año consecutivo, los sirios no ven la luz en medio de la oscuridad, a pesar de ser el país donde se ha erradicado el grupo terrorista autodenominado Estado Islámico, casi por completo.
De acuerdo con datos aportados por la Cruz Roja internacional, la crisis en Siria, promovida por Estados Unidos y Europa a través del Estado Islámico ha dejado cientos de miles de personas muertas o heridas, 6,1 millones de personas desplazadas en el interior del país; 4 de cada 5 personas en situación de pobreza; alrededor de 13 millones de personas (de las cuales 6 millones son niños) necesitan asistencia humanitaria; 1,75 millones de niños sin asistir a la escuela y 2,9 millones de personas viven en zonas sitiadas y de difícil acceso.
Recientemente, con el ataque coordinado entre EE.UU., Francia y Reino Unido a Damasco, la derecha quiere basar un falso positivo (ataque químico en Guta oriental), para intervenir de lleno en Siria; al igual que ocurrió en Irak con las armas nucleares que nunca existieron.
El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, con la ejecución de estas políticas bélicas, quiere desesperadamente convertirse en un presidente de guerra, con John Bolton como asesor, que pretende llevar a los países involucrados a iniciar la tercera guerra mundial y ser la dupla de la destrucción del mundo.
Redacción Lechuguinos