El 4 de febrero de 1992, se convirtió sin duda en el día de la Dignidad para el pueblo venezolano, gracias a ese ideal libertario del gigante Hugo Chávez.
El 4 de febrero de 1992, el pueblo venezolano se levantó con el estruendo de un rayo de dignidad, que cargado de un profundo sentimiento bolivariano, se desplegó contra un régimen que durante tres décadas había sumido a los hijos e hijas de esta tierra en la más profundas de las miserias y la exclusión, en obediencia a los mandatos del imperialismo de los Estados Unidos.
Ese rayo estaba representado por un grupo de militares patriotas congregados en el Movimiento Bolivariano Revolucionario 200 (MBR-200), que portando un brazalete tricolor y abandonando todo por la causa de la Patria, se aventuraron en una quijotesca operación que consistía en el derrocamiento del gobierno genocida de Carlos Andrés Pérez (CAP), quien era apoyado de manera irrestricta por el imperialismo.
“Jamás en mi vida voy a olvidar el dolor de aquella noche cuando fui a darle un beso a mis hijos y estaban dormidos los tres. Yo no sabía si volvería. Era la noche de una rebelión. Les di un beso y les dije adiós. Un dolor incomparable, yo no le deseo a ningún padre ese dolor”, narró el Comandante Supremo Hugo Chávez recordando el sacrificio que todos los integrantes de este movimiento hicieron.
La rebelión orquestada durante casi una década, estalla en la madrugada de este 4 de febrero, cuando se procede a la toma de importantes cuarteles militares, en los estados Zulia, Carabobo, Aragua y en la capital del país; actividades que se desarrollan con éxito, salvo en Caracas, donde producto de la delación de uno de los integrantes del movimiento, las autoridades procedieron a activar los protocolos para evitar la captura de Pérez.
Transcurridas varias horas, donde las Fuerzas Bolivarianas combatían para lograr la toma del Palacio de Miraflores, el desgaste comienza a hacer mella en los rebeldes, por lo que ante la ya negada posibilidad de triunfo, el Teniente Coronel, Hugo Chávez, decide culminar la operación, no sin antes pedir, el respeto por la vida de sus subordinados y asumir la total responsabilidad por la rebelión patriota.
¡Por ahora!
«Primero que nada le quiero dar los buenos días a todo el pueblo de Venezuela, y este mensaje Bolivariano va dirigido a los valientes soldados que se encuentran en el regimiento de paracaidista Aragua y en la brigada blindada de Valencia.
Compañeros, lamentablemente, por ahora, los objetivos que nos planteamos no fueron logrados en la ciudad capital, es decir, nosotros acá en Caracas, no logramos controlar el Poder. Ustedes lo hicieron muy bien por allá, pero ya es tiempo de evitar más derramamiento de sangre, ya es tiempo de reflexionar y vendrán nuevas situaciones y el país tiene que enrumbarse definitivamente hacia un destino mejor. Así que oigan mi palabra, oigan al Comandante Chávez que les lanza este mensaje para que por favor reflexionen y depongan las armas porque ya en verdad los objetivos que nos hemos trazado a nivel nacional, es imposible que los logremos.
Compañeros, oigan este mensaje solidario, les agradezco su lealtad, les agradezco su valentía, su desprendimiento, y yo ante el país y ante ustedes, asumo la responsabilidad de este movimiento militar bolivariano».
Estas palabras marcaron el alba de un Líder, que luciendo un boina roja, emitía una serie de mensajes claves como el «por ahora» que llenaron de esperanza a un país que se encontraba moribundo, y un «asumo la responsabilidad» que colmó de dignidad y orgullo los corazones del pueblo.
Juventud patriota
Esta rebelión estaba compuesta en su mayoría por jóvenes oficiales, que habían decidido abandonarlo todo para sumarse a esta acción que buscaba devolverle la dignidad a la Patria de Bolívar.
“Nosotros estábamos en los cuarteles y llegó el Comandante Chávez con su ejemplo de siempre y nos reclutó a un grupo de oficiales jóvenes y salimos ese 4 de febrero. Nosotros éramos, en verdad, y perdónenme si el término es impropio, pero éramos, más puros. Éramos unos jóvenes cargados de pureza. Allí no había ambición de nada«, recordó el primer vicepresidente del Partido Socialista Unido de Venezuela (Psuv), Diosdado Cabello, quien fue parte de este movimiento siendo un joven Teniente.
De la derrota militar al triunfo político
Este día de rebelión, pese a su derrota militar, obtuvo un triunfo político que no había sido estipulado por sus ejecutantes, al convertirse en faro de esperanza para el pueblo, que veía en el Comandante Chávez, la imagen de un líder indomable, que en las peor de las circunstancias se mantuvo firme y con verbo resuelto.
«Para mi fue la muerte. Tanto que lo escribí en un papelito y escribí rendición. Yo me sentía muerto hasta que uno comenzó a darse cuenta a los pocos días del impacto que había tenido, que estaba comenzando a tener la Revolución del 4 de febrero», rememoró el Comandante Supremo.
El despertar del pueblo revolucionario
Esta rebelión patriota, significó el despertar del pueblo revolucionario que 27 años después sigue en unidad, lucha, batalla y victoria, para consolidar el proyecto de Patria libre y soberana, que vio su luz en el alba de una Revolución que inspiradas en los valores de Bolívar y Chávez, sigue consolidándose derrotando imperios.
“El 4 de febrero fue un día que generó fuerzas que todavía están en expansión, el 4 de febrero no ha terminado, su espíritu insumiso debe acompañarnos cada día, porque los poderes que enfrentamos desde hace más de dos décadas persisten aún en su intento de detener el curso de la historia en Venezuela, en nuestra América y en el mundo, son los poderes que amenazan con destruir a la humanidad y el planeta. El por ahora de hace 21 años es hoy un para siempre del pueblo bolivariano”
Hugo Chávez, 4 de febrero de 2013.
Carta leída por el entonces vicepresidente de la República, Nicolás Maduro
Redacción Con El Mazo Dando